Sólo la práctica nos da una experiencia. Y
los pilares para esta son la constancia y la
ilusión.
Practicar:
• empezar por donde uno está.
• darse tiempo de progresar.
• afinar la escucha de los propios límites y
tensiones.
• mantener la conexión con la respiración.
Esta tiene que ser lenta, profunda, silenciosa
y consciente.
• mantener la calidad de la presencia, el estar
en el aquí y ahora.
Se busca un efecto, no una forma. Por ello no
pretendemos aprender posturas o técnicas, sino
desarrollar una sensibilidad, un estado de salud,
calma y despertar.